En México es el nombre que le dan a una modalidad de squash donde los jugadores intentan golpear el frontis, no encima de la chapa sino encima de la línea de saque. Quienes lo hayan practicado sabrán que este tipo de juego tiene otro ritmo completamente diferente al de un partido normal, los puntos pueden durar eternidades, los jugadores tienen mucho más tiempo para pararse adecuadamente, preparar el golpe y pensar donde quieren ubicar la bola, además la misma regla del juego hace que una “dejada” golpee encima de la línea de saque en el frontis, lo que le da (generalmente) al jugador que responde el tiempo suficiente para golpear de vuelta.
Aunque parezca simple, requiere una buena condición física, pues los puntos suelen extenderse mucho más que en un partido normal, no hay que subestimar a quienes lo juegan, los partidos se tornan más estratégicos y para no perder solo por una peor condición física, los jugadores suelen regular mejor sus energías.
A mi particularmente, la misma esencia del juego ha hecho que me desplace mucho mejor por la cancha, me ha servido para llegar (o tratar de llegar) con la raqueta preparada al momento de golpear, enfocarme en la bola y golpear con la fuerza adecuada, además de empezar a plantear estrategias, simples, pero que en un punto determinado resultan efectivas, al obligar al contrincante a moverse de la T, ir adelante o atrás de la cancha o colocar la bola en un punto donde no lo está esperando, al golpear primero la pared en vez de un golpe recto.
Mi recomendación para los que no lo hayan practicado es que lo hagan y verán como su juego normal mejora notablemente, pues hace que el cuerpo automatice ciertos movimientos y reacciones que en un partido con las reglas tradicionales son de gran utilidad. Hay otras modalidades del squash que sirven a manera de entrenamiento-juego que espero poder explicarles en otra ocasión.