La edad no se lleva las ganas, por lo menos las de ganar no. Extrañamente en el club donde juego la mayoría de jugadores son muy jóvenes o muy adultos y en mucha menor proporción hay jugadores entre los 20 y los 40 años, hablo de jugadores que tengan el squash dentro de su calendario de actividades semanales, no tengo la certeza de que lo mismo ocurra en todos los clubes y de hecho sí conozco jugadores ocasionales que utilizan el squash como un sustituto de su rutina cardiovascular, sin embargo, es a los jugadores muy adultos a los que he visto dedicar más tiempo o por lo menos de manera más constante.
La edad, realmente no constituye ningún obstáculo, bueno lo es si fueran a dedicarse profesionalmente al deporte, pero para las retas y desafíos entre amigos a veces es una ventaja. La experiencia y los años jugando squash hacen que no se esfuercen tanto, que esperen las bolas con más calma, que golpeen con mayor intención; a diferencia de los jugadores más jóvenes, con mucha más energía, los “rucuates”* miden más sus movimientos, desde luego, tratan de compensar el desgaste normal del cuerpo con estrategia e inteligencia en cada golpe.
Lo mejor es que muchos te dan consejos y te corrigen, te dicen como golpear mejor o como moverte en la cancha, me imagino que esperan que con los años te vuelvas uno de ellos o tal vez sólo quieren compartir lo que saben de este juego que nos apasiona a todos. Al final, sólo puedo contarles la admiración que me producen estos jugadores y como en algunos años quisiera seguir entrando a la cancha con el mismo entusiasmo y energía (... un mejor squash).
*Aquí en México ruco sería algo así como grande, hablando de edad y cuate algo así como amigo. Pero no lo tomen a mal, entiéndanlo como amigos-grandes o mejor aún grandes-amigos.