El esfuerzo basal es justo el adecuado para cumplir una tarea con el menor desgaste, ni demasiado suave, ni demasiado fuerte, lo justo. Cualquiera sea la tarea hay un gasto óptimo de energía, una manera particular de conducir la musculatura completamente adecuada a dicha tarea. Lo ideal es que en la acción no haya nada superfluo, nada redundante, nada contradictorio. Basta con mirar en una cancha de squash para ver ahí la evidencia de la sobreactuación, en su mayoría, no sólo un desperdicio sino que contraproducente.
El tomar conciencia de una tensión muscular excesiva puede ser una ayuda para aflojarla, a veces la "avalancha" misma de darse cuenta es suficiente como para romper el "dique", pero no siempre y no para todo. Es como si la corriente fuera "aferrarse a estar aferrado", hay algo en nosotros, esencialmente conservador, que se resiste al cambio, incluso a un cambio hacia algo mejor. Es que realmente somos reacios a abandonar nuestras miserias. Esto mismo pasa en el squash. Es increíble la tenacidad con que algunos alumnos se aferran a sus defectos, incluso aquellos que contentos por sus adelantos de la clase, se apuran a abrazar nuevamente sus modos erráticos, aún no se han decidido a abandonar sus resistencias.
Si los profesores tratan de arrancar los malos hábitos de sus alumnos van a tener tan poco éxito como si le arranca en el chupete aun bebé, no lograrán nada duradero.
Los malos hábitos en el squash son únicamente la parte más obvia de un sistema de acciones, de un conjunto total de respuestas, y son las relaciones dentro del sistema las que necesitan reajustes si es que los cambios van a durar. La tarea del profesor es usar su habilidad para ver la totalidad del proceso y no atender solo el resultado, para descubrir exactamente como es que sus alumnos han enredado esa madeja, a dónde llevarlos desde ahí y dirigir la capacidad de los alumnos para darse cuenta sobre los nudos claves. El enredo se convierte entonces en una tarea en que ambos, profesor y alumno, trabajan juntos sin competencia inconsciente. Sus defectos desaparecerán más fácilmente cuando dejen de sentir que tienen que pelear con su profesor por ellos.
Reforzando el primer concepto, recuerden que para cada acción es necesaria la contracción de algunos músculos, pero el mal hábito hace que utilicemos muchos más de los necesarios. Eso es un desperdicio. Es como encender todas luces de la casa para leer solamente una carta. Lo bueno es lo más eficiente y económico.
Al aprender una destreza es importante determinar cuales son las tensiones relevantes a la acción y cuáles son las tensiones inútiles. Esto es importante porque estarán practicando su nueva destreza y la práctica perfecciona únicamente aquello que están practicando y no aquello que piensan que están ensayando. Si no diferencian, acentuando lo positivo y eliminando lo innecesario, será más difícil separar las tensiones útiles de las inútiles y este acostumbramiento los hace sentirse bien con sus hábitos erróneos, dificultando muchísimo su corrección.
Recuerden:
“LA TECNICA DEL SQUASH INDICA SUAVIDAD, ARMONIA, PERO FIRMEZA EN SUS MOVIMIENTOS Y EJECUCIONES”
"Mientras menor es el esfuerzo, más fina será la diferenciación en la respuesta de nuestros músculos y con mayor precisión haremos ajustar el esfuerzo a la tarea".
"Mientras menor es el esfuerzo que hacemos, más rápido es el aprendizaje de cualquier destreza y el nivel de perfección que obtenemos va mano a mano con la fineza que logremos."
"Mientras más óptima es la tensión, más clara es la diferenciación, más fácil es aprender y más preciso es el aprender."
"Sea lo que sea lo que están haciendo, hagan lo menos, apaguen esas luces que están de más."
"En lugar de amontonar una fuerza sobre otra, cuanto más simple es aflojar la resistencia, soltarse. La fuerza es de ustedes, la resistencia es de ustedes, la opción es de ustedes."