Kahn Avis se saltó la barda, consiguió exclusiva entrevista con el Dr. Raqueta, al parece pudo sacarle todo sin necesidad de Tehuacán agitado, no sabemos como pudo obtener tanta información cual interrogatorio del FBI. Aquí la increíble entrevista con Ernesto "Dr. Raqueta" Cuevas.
Las preguntas al Dr. Raqueta, que tenías miedo de hacer...
Dr. Raqueta, después de leer sus consejos en los diversos artículo que ha publicado, encarecidamente le suplico nos conteste con su amplia sabiduría estas cuestiones que nos atormentan a muchos practicantes del squash ( y me temo que de otros deportes como el tenis, frontenis, racketball, badmintón, etc.):
P: Cuando fallo un tiro ganador veo mi raqueta y le lanzo denuestos e improperios, ¿Debo disculparme con ella después?
R: Por supuesto que “SI”. Ella no es la culpable. Es el porta raqueta. Ella recibe los golpes de la vida y tu los aplausos. Infeliz egoísta.
P: A veces me acuesto con mi raqueta ¿Tendré alguna desviación sexual ignota?
R: Se le puede tener ese cariño y agradecimiento, pero cuidado con que te descubra la dueña de las quincenas.
P: ¿Las raquetas tienen celos?
R: Por supuesto. Cuando se trata de la raqueta 2º frente, ésta se comporta rígida, fuera de peso y desequilibrada.
P: ¿Una raqueta reparada ya no es virgen?
R: Claro que “Si”. Del abuso que tu le tienes, ella no es culpable y si totalmente abnegada. La reparación es su segunda oportunidad y te aceptara como siempre. Eso es real nobleza.
P: ¿Para adquirir una nueva raqueta debo ver solo su exterior o también su alma?
R: El exterior es solo decorado. Su esencia misma, “Alma técnica”. Es lo verdaderamente importante.
P: ¿Una tensión exagerada puede causar estrés a tu raqueta?
R: Esto si es verdaderamente peligroso, el estrés exagerado puede acabar con su vida.
P: ¿Qué es más saludable, contarle mis problemas a mi raqueta o ir a un psiquiatra?
R: Ella no tiene diván, ni está para escuchar estupideces.
P: ¿Después de un juego cuanto tiempo se recomienda dejar descansar a tu raqueta?
R: Es tal su nobleza y entrega, que te seguirá apoyando, aún y cuando ponga en peligro su existencia. Solo deja que se le seque el calzón o puño, por un día y fuera del enclaustro de tu maleta apestosa. No abuses.
P: ¿Cuándo realiza reparaciones mayores y dolorosas usa anestesia?
R: Es estoica aún en los peores momentos. Y hasta el momento ninguna se ha quejado en el momento de estar en el quirófano. No es chillona como tu, que si requieres anestesia hasta por un simple Mejoralito.
P: ¿Si se lanza contra la pared la raqueta al perder un tanto, existe pena mínima de cárcel?
R: Desgraciadamente nuestra legislación aún no es tan avanzada, solo demuestra total ingratitud, perversa y desconsiderada, ante tanta abnegación y entrega. Pero, eso si, pena económica, por supuesto que si tendrá.
¿Existe una relación de amor – odio entre la raqueta y la pelota?
Efectivamente “Si”. En los golpes bien centrados, la raqueta los siente cómodos y los disfruta como caricias, y responde enviando la pelota a donde ella desee, de acuerdo a las órdenes del jugador. En cambio, cuando son golpes fuera de centro; la raqueta se siente incomoda, tensa, molesta y lastimada. “Ahí si que siente odio por la pelota” y la despide, a donde se le antoja; para que a su vez, tal odio repercuta en el verdadero responsable de tal error y afrenta; “El maldito jugador”.
¿Las raquetas de diferentes marcas, se hablan entre si.
Las raquetas son tan celosas por su marca, que ni se pelan. Todo derivado de la férrea guerra, por ser las primeras en el muy competido mundo glamoroso de los jugadores. Que si la más bonita, que si la de moda, que si la más cara, que si la más ligera, de las pesadas ni hablemos, que si la más vistosa; etc. Pero al final del camino, la que debe prevalecer en los jugadores verdaderamente inteligentes y experimentados; es la que le asienta; sin importar las banalidades, vanidades y otros atributos egocentristas, que hacen perder partidos a esa clase de jugadores.
Atentamente
Un atribulado y confundido jugador.
PD. Del Dr. Raqueta. Seguro que tu eres uno, de la especie que hago mención; al final.